La asincrónica, aunque contagiada, desintegración de dos matrimonios cuenta esta pieza clave de Woody Allen; poderosa entrega de sus años pesimistas y también última antes de iniciar una etapa decididamente más ligera.
"Maridos y Mujeres", estrenada a rebufo y oportunidad del escándalo de su separación de Mia Farrow, ofrece una experiencia vouyerística para el espectador, no intencionada por el director. Junto con esa realización cinéma vérité por la que abruptamente optó Allen, la convierten en lo más parecido a contemplar un reality-show de autor.
A salvo de la condición más o menos autobiográfica, la película tiene su propia fabulación y, como siempre en el mejor Allen, se precia en destapar una venda a toda una generación. En este caso, a cuentas de la durabilidad del amor y el poso de resignación que queda en todo matrimonio.
Obra tan amarga como irónica, extraordinariamente interpretada - y responsable de presentarnos el término "pasiva-agresiva"-, "Maridos y Mujeres" se encuentra entre lo más lúcido que se ha dicho sobre las relaciones sentimentales en el cine norteamericano.
Año: 1992
País de origen: Estados Unidos
Director: Woody Allen
Reparto: Woody Allen, Mia Farrow, Judy Davis, Sydney Pollack, Liam Neeson, Juliette Lewis, Lysette Anthony, Ron Rifkin, Blythe Danner
Lucidísima, amarga y tan turbadora como echar un vistazo al interior de nuestras vidas o a la del propio director. Me encanta cómo aquí es la adolescente la que le pide un beso al profesor, beso que se produce justo tras su mayoría de edad y cuando el matrimonio del viejo ya ha terminado. Dota con un aura de respetabilidad todo lo que la escena no tuvo en la vida real.
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